The whole interview (which, no matter how much I adore Charlize Theron, I haven't read yet because of lack of time), so feel free to use Google Translate as you please!
Intérprete, activista, madre e imagen de Jˇadore de Dior desde hace casi dos décadas. Como si erigirse en una de las mejores actrices de su generación no fuese suficiente, Charlize Theron se ha convertido en una de las voces más comprometidas de Hollywood y en todo un referente de empoderamiento. Charlamos con ella sobre feminismo, felicidad y un futuro que es aquí y ahora.
Apenas son las 11 de la mañana en Los Ángeles, pero en casa de Charlize Theron (Benoni, Sudáfrica, 1975) reina el alboroto. «Mis niñas no tienen clase así que la casa está a tope. Por eso silencio el micrófono, para que no tengas que escucharlas gritándose entre ellas. Estoy viviendo la dichosa existencia de una madre criando a sus dos hijas», bromea la actriz vía Zoom. La intérprete tiene una personalidad tan sumamente arrolladora que es capaz de percibirse a los cinco minutos de una videollamada con la cámara apagada. Acostumbrada a un ritmo frenético de rodajes, promociones y estrenos, Charlize disfruta de una merecida pausa. No se trata de una decisión personal: Hollywood está en huelga. Así que mientras los sindicatos tratan de renegociar sus acuerdos, todo el sector se ha visto obligado a dejar de trabajar. «Por primera vez en mi vida me estoy tomando un descanso y me está sabiendo a gloria. Ahora entiendo por qué los europeos se cogen todo el verano libre, te hace una persona mucho más amable y feliz». Justo antes del parón, nuestra protagonista estrenó Fast X, la última entrega de la serie de películas de acción Fast & Furious, en la que da vida a una ciberterrorista. «Me encanta la saga y adoro trabajar con el equipo. Es ya la tercera cinta de la franquicia en la que participo», comenta sin detenerse demasiado a profundizar en la experiencia.
A pesar de tener uno de los rostros más dulces de la industria –ligado a una escultural silueta de 1,77 metros de altura–, los personajes femeninos fuertes son una constante en su carrera. Desde la heroína Imperator Furiosa (Mad Max) hasta la asesina Aileen Wuornos (a la que dio vida en Monster y le valió un Oscar a Mejor Actriz Protagonista) o la audaz periodista Megyn Kelly (El escándalo), resulta imposible hacer un repaso a su trayectoria sin advertir que sus papeles principales se caracterizan por el rotundo carácter. Últimamente, Charlize escoge con celo sus apariciones
públicas y vive volcada en su familia. Por eso tener la oportunidad de entrevistarla en exclusiva para nuestro número dedicado a los iconos es un golpe de suerte.
HARPER’S BAZAAR: Mantiene con la maison Dior una de las relaciones más estables que existen entre una musa y una casa de lujo, ya que desde 2004 es imagen del emblemático perfume J’adore. ¿Qué es lo que más la inspira de esta colaboración?
CHARLIZE THERON: Siento un sincero respeto por cómo la casa Dior siempre ha estado a la vanguardia de lo que significa ser mujer y dónde encontramos nuestra posición en el mundo. Lo que más me enorgullece es poder decir que trabajo con un grupo de personas, y lo he hecho durante casi dos décadas, que de verdad están comprometidas con lograr una representación de las mujeres auténtica.
H.B.: Si uno piensa en el Dior de Maria Grazia Chiuri al instante recuerda la icónica camiseta que reza ‘We should all be feminists’. ¿Qué opina de que todavía exista un conflicto en torno a lo que significa este término?
C.T.: Hasta que podamos codificar lo que significa ser feminista, siempre habrá controversia. Y pienso que, honestamente, el conflicto no es en realidad un conflicto en absoluto. Creo que la mayoría de las buenas personas sólidas que no son narcisistas y que no se sienten intimidadas por las mujeres dirían que sí, que son feministas. El feminismo está arraigado en la igualdad. De modo que si no crees que las mujeres deben ser tratadas por igual, entonces no eres feminista y eres una persona terrible.
Charlize es mucho más que una de las mejores actrices de su generación. La sudafricana se ha convertido en uno de los rostros más comprometidos de Hollywood y nunca ha dudado a la hora de utilizar su fama como un altavoz para poner el foco en cuestiones como el feminismo, las desigualdades o los derechos LGTBIQA+. Además, en 2007, creó CTAOP, una organización sin ánimo de lucro dedicada a avanzar e invertir en la salud, la educación y la seguridad de los jóvenes en el sur de África para crear un futuro más equitativo para todos. Marcada por una infancia difícil, fue testigo de cómo su madre acabó con la vida de su padre en defensa propia. Gerda Maritz, una figura imprescindible para ella, la crio sin barreras en cuestión de género, para que su condición de mujer nunca fuera una limitación. De ahí que nuestra protagonista haya hecho de la determinación su sello. Actualmente no tiene pareja, pero ha declarado en muchas ocasiones que no necesita un hombre para ser feliz. Su situación no fue un impedimento tampoco a la hora de cumplir el sueño de ser madre y tiene dos hijas: Jackson (11), que es transgénero, y August (8), ambas de adopción.
H.B.: ¿Cómo vive esta etapa de la maternidad en la que sus niñas ya no son bebés?
C.T.: Es un reto. Ambas tienen mucho carácter, así que somos tres viviendo en una casa con personalidades muy, muy fuertes. Y estamos tratando de averiguar cómo hacerlo, y coexistir de una manera que funcione para nosotras. Eso a veces es complicado porque ahora son mayores, son muy francas sobre quiénes son y lo que les gusta y lo que no. También están encontrando su
voz, ¿sabes? Hubo un tiempo en el que yo era la matriarca y ellas simplemente obedecían, pero eso ya no existe, todo es una especie de negociación. Y son muy inteligentes, de modo que me mantienen alerta.
H.B.: Cuando los hijos son pequeños, volcamos toda nuestra energía en ellos.¿Cómo se cuida cuando consigue sacar un rato para usted?
C.T.: Mi agenda a veces puede tirar de mí en una dirección donde sólo estoy trabajando y criando a mis hijas. Y soy consciente de que eso no es saludable. Así que siempre tengo en mente tomarme tiempo para mí, ya sea para ir a ver una película en mitad del día o cenar con alguien que no he visto en siglos. Para mí esos son momentos de autocuidado.
H.B.: El mundo ha cambiado mucho con la revolución digital. ¿Siente nostalgia o es una de esas personas que sólo miran al futuro?
C.T.: Un poco las dos cosas. Soy una persona nostálgica, pero también tengo mucha curiosidad en cuanto a dónde podemos llegar. A veces, cuando veo una película antigua, no puedo evitar echar de menos aquellos días. Pero también he descubierto trabajos increíblemente bien hechos con la tecnología que está disponible hoy. Me intriga ver quién se va a hacer con esa parte en nuestra industria y cómo se reflejará en nuestro sector al siguiente nivel.
H.B.: ¿Tiene algún sueño?
C.T.: Claro, es parte de estar vivo. Pero ahora es diferente. Mientras que cuando era más joven todo era acerca de mi carrera, hoy es sobre los instantes robados. Los momentos pequeños se han convertido en mucho más importantes que desear lograr algo. Quiero criar a mis hijas, amo lo que hago y me gustaría exprimir al máximo cada instante, en lugar de pensar constantemente en el futuro. Así es como quiero vivir a partir de ahora.
H.B.: ¿Cómo le gustaría que la recordasen?
C.T.: Ni idea. Eso no es relevante para mí, porque se trata de algo que no puedo controlar. Solamente me interesan las experiencias que puedo disfrutar junto a las personas que me rodean. Maya Angelou proclamaba: No es lo que le dices a la gente lo que recordarán, sino cómo lo expresas y cómo les haces sentir. Y eso es lo único que me importa, en vez de qué es lo que va a ocurrir cuando desaparezca.
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